Friday, December 08, 2006

La nevera, tres meses y el más allá.

Una de las características en alto nivel de evolución de nuestro cerebro es la capacidad de conectar distintas situaciones para llegar a una conclusión que sea de uso; algunos lo llaman pensamiento conceptual, y he visto que conmigo funciona muy bien.

Antes de salir de Bogotá ayer, puse mi atención en un aviso publicitario de algún establecimiento comercial del centro de la ciudad que decía “nevea” y mi cerebro lo conectó con nevera, primera asociación. Entonces recordé mi clase de termodinámica y también vino a mi cabeza el recuerdo de aquel físico Francés de apellido Carnot que bautizó con su nombre el ciclo termodinámico y cuya aplicación permite que tengamos nuestros alimentos conservados en muchos hogares del mundo que tenemos un refrigerador. Segunda conexión.
Fui más a fondo con los conocimientos adquiridos en mi clase y se vino a mi memoria lo que le sucede al gas freón en su recorrido por el sistema de la nevera y pensé que se parece a las relaciones a larga distancia siendo esta la tercera conexión, pero siendo esta la que merece una explicación mas profunda.

El gas pasa por todos los tubitos que se encuentran detrás de la nevera, esos en los que se ponían las medias del colegio, los tennis para el otro día cuando teníamos educación física y donde seguramente aún en algunas familias tradicionales colombianas ponemos a secar la camisa que nos queremos poner al otro día. Y es el que el gas, al pasar por ese camino tan largo de tubitos lleva todo el calor que ha absorbido momentos antes proveniente de todos los elementos que hay dentro de la nevera, pero el gas pasa dentro de la nevera muy poco tiempo comparado con todo lo que tiene que recorrer, comprimido, en los tubitos por detrás de la misma.
Muy bien, y las relaciones a la larga distancia?
Pues generalmente los personajes no tienen la facilidad de verse mucho, recorren caminos muy largos, en distancia y en tiempo tan solo recargados con la energía del último momento que estuvieron juntos, empujando gracias a los recuerdos que generan su último contacto y sabiendo firmemente que el algún momento se van a volver a encontrar. Y pasa!!, se encuentran. Un momento furtivo y único pero lleno de química que al parecer absorbe todos los Julios (unidades de energía) de su alrededor para volver a emprender el mismo camino de tubitos, irradiando todo lo que acaba de conseguir.

Y el más allá? Bueno, he aquí la cuarta conexión.

Las relaciones de los seres humanos no pueden regirse tan solo por leyes de naturaleza física, porque los seres humanos tenemos ese gran don que nos mete en líos y nos hace únicos llamado libre albedrío. Nada es fijo, nada es comprado y todo depende de la voluntad y de la fé que se tenga en la persona con la que se tiene la relación, o sea, es como creer en el más allá sin verlo, solo sentir que existe, y jugársela toda por una intuición de fuerza extraordinaria, como un personaje que conozco, que lleva tres meses dentro de los tubitos, lleno de la energía del último encuentro y creyendo firmemente en que el ciclo no termina y contando desesperadamente los segundos para volver a entrar a la nevera. He aquí la quinta conexión.

Rebuscado? Si. Real? Si. Posible? Totalmente SI.