Sunday, June 25, 2006

9 minutos

Imaginemos por un momento, digamos por unos 9 minutos, que por algún designio bendito del destino, tenemos la capacidad de comunicar cualquier tipo de mensaje, sin importar su complejidad o su forma y que además el receptor lo entenderá de la manera exacta como nosotros lo deseamos, pero esto sucede solo durante 9 minutos.

Usted que haría? Hagamos el ejercicio juntos. 9 minutos no es precisamente mucho tiempo, o depende del punto de vista, ya que por ejemplo para una tortuga galápago, que vive mas de 200 años, los simples 9 minutos son una porción insignificante de su existencia, ó para las bellas mariposas cuya vida es de una semana, los 9 minutos representan una gran cantidad de oportunidades de vivir intensos momentos al lado de parejas enamoradas, ó para cualquier jugador de fútbol, 9 minutos de alargue en una final además de ser una incongruente locura y una fuente de improperios en contra del juez, es casi otro partido completo, pero en definitiva apreciado lector, para nuestro ejercicio, los 9 minutos son fugaces y muy cortos, y además por andar leyendo todas estas introducciones ya perdimos un minuto de los 9.

Imaginemos primero cual sería el receptor de ese mensaje que queremos comunicar y recordemos que no es cualquier mensaje, ya que estamos en capacidad de pasarlo como se nos antoje, entonces el destinatario debe ser ciertamente una persona muy especial, y digo que debe ser una persona asumiendo que los que esto leen no tienen tendencias zoofílicas o provienen de alguna raza extraterrestre, ni sobreponen el reino animal o los alienígenas sobre las relaciones con la raza humana, que son a fin de cuentas la razón de ser de todos nosotros. Pero no nos desviemos, estamos en la escogencia de la persona muy especial y mi sugerencia es que de la maceta de candidatos que tenemos, apliquemos el siguiente filtro: escojamos una persona con la que tengamos un difícil acercamiento físico, alguien que geográficamente esté distante (distante pueden ser 1 cuadra o 1 millón), además esta persona debe tener la capacidad de dibujarnos una sonrisa en nuestra cara con el hecho de recordarla, al pensar en ella debemos sentir una disminución del oxígeno disponible en nuestro cuerpo debido a ese suspiro sonoro y si nos miramos al espejo ahora, debemos tener esa inconfundible cara de Giordano de cuaderno de quinto primaria. En este momento hemos determinado nuestro receptor y si alguien estaba entrometidamente mirándonos mientras hacíamos el ejercicio mental, le hemos regalado un rato jocoso a costas de nuestro suspiro y nuestra cara de víctima de novela venezolana.
Pero sigamos, la impenetrable (?) dimensión del tiempo continúa su marcha y nuestros 9 minutos se agotan.

Ahora que tenemos un emisor y un receptor las teorías de la comunicación sugieren que debemos definir dos elementos más: el mensaje y el canal; vamos por el mensaje. Que le queremos transmitir a esa persona? Que pregunta complicada! Pero ya ha pasado un poco más de la tercera parte de los 9 minutos y debemos ser efectivos, así que aquí van mis sugerencias:
Pongamos la foto mas completa de esta persona en nuestra cabeza y permitámonos animar esta imagen con algunos movimientos físicos que la caractericen y que a nosotros nos gusten, su sonrisa? Su caminao? El movimiento de su cabello con el viento? El rítmico movimiento de su manos al hablar? Ó de pronto alguno de sus gestos característicos cuando nos expresa cosas que nos fascina oír? PERO VUELVAN ACÁ! Solo animen la figura, no se queden recordando que ya están nuevamente haciendo la cara de Giordano y nuestros 9 minutos se van.
Ahora, aprovechando la enorme capacidad de nuestras neuronas, pongamos esa imagen animada en un contexto geográfico de nuestra preferencia, el mar? Una montaña? Algún otro sitio especial? Y en este lugar imaginen la cara de su receptor, con la boca cerrada y un poco tensionada en señal de espera de nuestra comunicación, sus vivaces ojos totalmente abiertos y clavados en nuestras retinas, su cabeza semi inclinada hacia el costado derecho y el contexto geográfico con sus imágenes, sonidos y olores, todos totalmente paralizados solo a la espera de nuestro mensaje, si si!, ese que tiene en la cabeza querido lector, no le de mas vueltas, ese es.

Muy bien, ahora vamos por el canal, y permítanme recordarles que hemos pasado ya mas de la mitad de nuestros 9 minutos solo pensando, aun nos falta la acción, pero permítanme también tranquilizarlos porque al final demostraré que el tiempo además de ser relativo como Einstein lo demostró, puede llegar a ser también irrelevante. Sigamos pues con el canal, y acá mi sugerencia es que recuerde usted todas las posibles maneras como haya pasado mensajes de todo tipo, y no solo usted sino todas las personas que recuerde. Por ejemplo, recuerda usted cuando regaló ese peluche típico que ella pondría al lado de los otros 29 que le han regalado, o que el tendría mas escondido encima del armario ya que no es muy usual tener peluches sobre la cama de los hombres? O recuerda usted ese ser enamorado que contrató una avioneta para pasar ese mensaje especial volando sobre su receptor y sobre miles de chismosos con envidia? Que tal esa canción que usted escuchó o compuso, o el poema que usted leyó o escribió y que con sorprendente exactitud encajó perfectamente con los mensajes que usted quería transmitir? O que me dice de ese beso y ese abrazo que lo dejó totalmente entregado en los brazos de su receptor porque usted sentía que ese era todo su mundo y sentía usted como la plenitud se apoderaba de su ser? Pues bueno, ahora combínelos como le plazca! Porque este casual designio del destino nos lo permite y al habernos gastado todo este tiempo definiendo receptor, mensaje y canal, nos queda poco mas de un minuto de los 9 originales para ejecutar eso que tenemos en mente.

Yo se los quiero compartir: he decidido transformarme en energía y de esta manera viajar a la velocidad de la luz, ya que con esta característica llegaré al punto mas distante de la tierra sin importar donde ella o yo estemos en aproximadamente 0.02 segundos. Al estar frente a mi receptora la transformaré también en energía para que en otros 0.02 segundos nos podamos materializar y nos encontremos sobre una verde colina, pequeñita, que se levanta solitaria justo al lado del mar, y entonces pasaría mi mensaje: un beso de 8 minutos y 57 segundos que pueda transmitir la totalidad de mi ternura, inocencia, romanticismo y pasión y me tomaría los dos últimos segundos para clavar mi brillante mirada en sus pupilas y decir “te quiero mas que querer”. Si ven como el tiempo es irrelevante?, ahora me imagino que algunos notaron que las cuentas arriba puestas dan 8 minutos y 59 segundos, el último segundo lo dejo por si se presenta algún imprevisto en el viaje cósmico, mi mentalidad de ingeniero me lo exige pero la importancia del mensaje me prohíbe invertir mas tiempo en este tipo de racionalidades.

Cómo es su mensaje querido lector?